Incorporando estrategias de responsabilidad social en el desarrollo de los planes estratégicos de las empresas.

El objetivo final de las empresas ya no es solo la rentabilidad. Son la rentabilidad, las personas y el planeta. Lo que hoy se conoce como el triple resultado final’, que hace referencia al desempeño de una empresa expresado en tres dimensiones: económica, ambiental y estado de resultados.

Pensando en el planeta

Diseñar un plan estratégico en la organización pensando en el ‘triple resultado’ tiene como consecuencia la maximización del beneficio económico en el largo plazo, así como, la minimización o eliminación de sus externalidades negativas, haciendo énfasis en la responsabilidad de la organización ante los grupos de interés (cualquiera que reciba la influencia interna o externa, directa o indirecta, de los actos de la empresa), y no sólo ante los accionistas. —Y hay dos tipos de accionistas, los que piensan en el corto plazo y los que piensan en el largo plazo.

Bajo este nuevo enfoque, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) no son sólo un conjunto de buenas acciones o hacer lo correcto, sino que se convierte en una estrategia de largo plazo que busca generar ventajas competitivas para la organización.  Se vuelve una fuente de innovación y oportunidad para que la organización exprese —a través de la creatividad—, ser socialmente responsable.

Lo que es bueno para una empresa no lo es para todas

Cuando no hay una estrategia de fondo los accionista reclaman —con justa razón— que los “gastos» en proyectos de RSC —algunos con más éxito que otros— reducen la disponibilidad de capital para inversiones en el core business y disminuyen las ganancias. «Como gerente o accionista te lleva a argumentar que no esta en manos del negocio tratar de resolver los problemas sociales de las personas y del planeta», dicen algunos —muchos—.

¿Estamos haciendo esto para obtener más dinero?
Al incorporar el concepto de estrategia de RSC al grupo de las estrategias corporativas, competitivas y funcionales, se pueden generar proyectos que terminen por  promover el nombre de la marca y el compromiso con el planeta y las personas (dentro de la organización y fuera de ella como proveedores y clientes) y hasta con personas vulnerables; lo que es de vital importancia para que los clientes logren un cambio positivo así nuestra organización.

Un ejemplo peruano: Renzo Costa: cómo gestionar personal con habilidades especiales y tener éxito

Cerrando la brecha entre la Visión estratégica y la Visión operativa

Aparecen infinidad de métodos, leyes, sistemas y todos parecen ser correctos —de hecho lo son– y sin embargo no siempre el aplicarlos arroja buenos resultados. El problema es que cada empresa tiene una forma de ser y de hacer que es única e irrepetible y el generalizar con prácticas de gerenciamiento estándar puede ser —muchas veces— peligroso.

¿Donde esta el reto?
 

Esto solo puede plantearse si se acompaña de los «necesarios cambios metodológicos»:

UNO. En incorporar en la metodología (nosotros con ellos ponemos metodología, el asesoramientos, horas de trabajo y empeño) del diseño del ‘Plan Estratégico Empresarial’, la definición de estrategias de responsabilidad social.

DOS. En saber definir, planear y ejecutar proyectos (con ideas que cambien el mundo) de responsabilidad social, con sus respectivos modelos de medición del impacto social y su repercusión en la cuenta de resultados.

Un proyecto social es exitoso no cuando funciona sino cuando se adopta y se vuelve auto sostenible.

Me pregunto

¿Será que necesitamos en el corto plazo un project manager de RSC?

STIGOU

La bonita imagen tomada de aquí.

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